Al atardecer, cuando los últimos rayos del sol tocaban las puntas de las tiendas de los campamentos sioux, los niños solían sentarse alrededor del fuego junto a los ancianos de la tribu para escuchar sus historias y aprender sobre la vida.
El viejo cacique sioux, Achomawi (que significa hombre del río) estaba teniendo una charla con sus dos nietos Leotie (flor de la pradera) y Pakiutlema (guardián del cañón).
Les decía:
—Me siento como si una gran pelea estuviera ocurriendo en mi corazón y es entre dos lobos.
Uno de los lobos representa la maldad, es violento, rencoroso, y vengador.
El otro, es bondadoso, humilde, generoso y está lleno de amor y compasión.
Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes, y dentro de todos los seres de la tierra…
Los niños se quedaron contemplando en silencio el fuego por un largo rato. Finalmente, Leotie alzó sus ojos almendrados y profundos y preguntó:
—Abuelo, dime: ¿cuál de los lobos ganará?
Y el viejo cacique respondió simplemente:
—El que ustedes alimenten…
Adaptación de autor desconocido